Qué fácil es hablar, ¿verdad? Es muy fácil dar opiniones y criticar y dar cosas por hecho y asumir otras que se dan por sentadas sólo con conocer la mitad de la historia, o quizás ni eso. Qué fácil es también no molestarse en preguntar a la otra parte, ya no cómo está por lo sucedido, sino el motivo, el por qué de lo que decidió e hizo.
Es increíblemente sencillo. Lo sé. Y por eso es algo que nunca intento hacer cuando de formarme opiniones o tomar partidos (según qué situaciones) se trata. Nunca lo hago sin haber escuchado las dos partes (o las que sean) de la historia y de boca siempre de los implicados directos en ella. Nunca me fío de terceros. Es algo que hace mucho aprendí a hacer.
Y es algo que la gente nunca hace y nunca hará.
Al escribir esto con intención de publicarlo en algún espacio virtual con público, asumo que el público estará interesado en leerlo, ¿verdad? Eso creéis, pero no. No asumo que nadie quiere leerlo porque lo que doy siempre por hecho es que no tengo público interesado en nada de lo que escribo. Que es lo que suele pasar. Y si lo hay, y además deja constancia de ello, siempre será grata la sorpresa. Así pues, como iba diciendo, asumo que nadie va a leer esto, porque a nadie le interesa. ¿Que para qué escribo entonces? Pues porque necesito desahogarme. Hay cosas que necesito extirpar de mi mente y a veces la única forma que encuentro de hacerlo es esta: Escribir lo que me ronda la cabeza y soltarlo en el universo virtual para que, aunque nadie lo lea, deje de estar en mi cabeza y poder estar algo más en paz y tranquila.
Todo esto comienza hace unos días, cuando me metieron, sin venir a cuento, en una discusión que sólo me tocaba tangencialmente ya que, a quien afectaba realmente, era a mi pareja. Pero alguien tuvo la mala cabeza de meterme de por medio mentándome, y encima dando por hecho y calificándome como “la novia robada”. Craso error por parte de quien lo hizo, porque esa persona, sólo sabe de la historia la cuarta parte y, para más inri, la sabe de boca de una tercera que siente atracción por la persona que le dio su versión, es decir, mi ex pareja. (Más simple: Mi ex pareja le contó su versión y mitad de la historia a un rollete y este rollo se lo contó a la persona que me mentó a mí sin conocimiento de causa).
Y diréis: “¿Y qué más te da? Total, tú le dejaste y ya no te importa lo que vaya diciendo por ahí para pillar cacho.” No, no me importa lo que vaya diciendo por ahí DE MI para pillar cacho. El tema es lo que va diciendo por ahí DE MI PAREJA si que sepa realmente qué pasó. Abrevio de nuevo: Mi ex pareja cree que le dejé por mi pareja actual. Lo que nadie sabe, es que eso no es así ni por asomo. Y eso es lo que pretendo aclarar con este texto.
Tranquilos. No voy a contaros los casi tres años de relación con mi ex pareja, ni siquiera los voy a resumir. Voy a ir directa a cómo me sentía en los últimos meses de la relación, que es lo que se supone que cuenta y es el motivo por el que decidí que debía terminar con la misma, porque si no, la relación terminaría conmigo a larguísimo plazo, y eso sería peor.
Mi ex pareja es una persona muy independiente, muy de ir a su aire, sin dar explicaciones, hacer y deshacer según le apeteciera, salir cuando quisiera y con quien quisiera, beber, fumar, etc. Hasta ahí bien, pues eso era algo que sabía cuando comenzamos la relación y así le acepté, a sabiendas de todo eso. ¿Qué ocurrió? Pues ocurrió que con el tiempo dejé de sentirme valorada. Él salía de Miércoles a Domingo de fiesta con un amigo, después de clase y malamente charlaba conmigo durante el día. Las conversaciones eran de media página a lo sumo porque él siempre andaba viendo películas o jugando a video juegos. Ojo, no creo que esto último fuera malo, pero a penas hablar con tu pareja y luego pasarte la noche de fiesta no es una buena forma de mantener la relación, o eso creo yo. En cuanto a las salidas... Me afectaba. No porque saliera, yo misma le animaba a que, de vez en cuando (esto es un Viernes noche, no la mayor parte de la semana) saliera con sus amigos, ya que entiendo que a veces es normal querer pasar tiempo con ellos y no monopolizarse con la pareja. ¿En qué me afectaban a mí entonces sus salidas? En que los Sábados, que yo iba a su casa para pasar el día hasta el Domingo, también quedaba con sus amigos, sin preguntarme si quiera si me apetecía, sin tener en cuenta que pudiera estar cansada después de la semana de clase. Con lo que, quisiera o no, terminaba saliendo de noche por ahí aunque estuviera rota de la semana. Y lo hacía porque él se negaba a cancelar la cita para no quedar mal con sus amigos. Idiota de mí que aceptaba rebajándome así a dejarme pisotear, lo sé, pero creía estar enamorada y no quería que pasáramos la noche molesto él conmigo. Supongo que lo veía lógico entonces.
Esto fue haciendo que poco a poco sintiera que no me valoraba. No me dedicaba tiempo alguno, siempre iba y volvía sola a su casa, hacíamos la mayoría de las veces lo que él quería, él prefería ir a casa de amigas suyas porque vivían (o viven) a tres minutos de su casa, pero no estaba dispuesto a renunciar a dos cervezas una noche para poder venir a mi casa a verme porque tenía que desplazarse mucho... ¿Es esa forma de tratar a tu pareja, a quien supuestamente amas? Porque yo considero que no. Y después de varios meses así fue cuando me di cuenta de que la relación me hacía más daño que bien. Tampoco ayudó, que en un momento dado se hiciera muy amigo de la hermana de un amigo suyo. No porque fuera chica, sino porque estaba siempre, SIEMPRE, hablando de ella. Siempre estaba yendo a casa de ella (que vivía en la calle de debajo de la de él), a “ver pelis”, comenzó a salir de marcha con ella también, incluso él y sus amigos bromeaban sobre los pechos de ella (era o es, hace mucho que no la veo por suerte, una persona más bien bajita y rolliza, así que sus pechos eran, como poco, digamos que generosos). Y ¿a qué novia le agrada que su pareja haga bromas sobre los senos de otra? Me atrevería a decir que a ninguna, aunque quizás sea mi carácter celoso. Llegó un punto en el que él, mi ex pareja, sólo veía pelis que ella le recomendaba y a mi no me hacía caso cuando le sugería alguna, amparándose en el hecho de que ella trabajaba (no se si sigue) en un video club y, por ello, ella debía saber más de buen cine que yo. Eso me dolió, además me parecía un poco absurdo, porque, por esa regla de tres, alguien que trabaja en el McDonald's sabe más de comida que una madre, por poner un símil. Tal era la situación con la chica, que yo no aguantaba su simple mención, y mi ex pareja se dio cuenta, porque decía que siempre me ponía seria cuando me la nombraba. Le dije que era lo mejor que podía hacer al escuchar mentar de forma tan frecuente el nombre de una chica a la que ni conocía, ni quería conocer, gracias a los celos que él había logrado que le cogiera. Logró que sintiera antipatía por ella y hasta le pedí a mi ex pareja que, por favor, dejase de hablar de ella conmigo porque no me gustaba y sólo me hacía sentirme mal. Si llego a saberlo, no le digo nada. Aquello sólo logró empeorarlo. Comenzó a salir de marcha sólo con ella, e iba con más frecuencia a casa de ella a “ver pelis”. Y lo pongo entre comillas porque, sinceramente, pienso (y en el fondo, algo me hace tener la certeza) que en realidad me engañaba con ella. Es más, incluso en un par de ocasiones la convenció para que fuera de marcha con nosotros (aún sabiendo que eso me estropearía la noche porque no la quería cerca) y me hizo ir a donde ella trabajaba (o trabaja) a verla para quedar.
Así, no cuidas a tu pareja, ni la satisfaces, de hecho das a entender que no te preocupan sus sentimientos y que ni la escuchas. ¿Cuánto tiempo creen que podría aguantar una persona un trato así? Era vergonzoso y denigrante. Es más, hoy día me avergüenzo de no haberme hecho valer por ese entonces y haber terminado mucho antes con la relación, que es lo que debí haber hecho.
Es por esto que decidí romper con él. Porque no me sentía valorada, ni querida. Por llegar, llegó un punto en el que sólo me sentía una muñeca hinchable. Sexo fácil y asegurado para el fin de semana. Sexo por compromiso. Sexo, no amor. Así no podía seguir y por eso terminé con la relación.
Explico esto, porque mucha gente ha dado por hecho que lo que mi ex pareja ha dicho es cierto. Hasta donde sé, mi ex pareja ha dicho que mi actual pareja “me robó”. Es por eso que escribo esto: Primero, no soy un objeto que se pueda robar, soy una persona que siente, padece, observa y escucha a los demás. Segundo, mi ex pareja me perdió por no saber cuidarme como era debido, no porque otra persona intercediera. En esa relación, por mi parte, nunca, NUNCA hubo terceros. Así que, estaría bastante bien que antes de asumir que lo que mi ex pareja dice es cierto, se acercaran a preguntarme.
Ese es el otro motivo por el que escribo esto. Cuando todo aquello pasó, mis supuestos amigos y el círculo de gente con el que me relacionaba, me excluyó totalmente. En el mes que siguió me vi sola. SOLA. Hasta el cuello con las cosas de clase, a caballo entre el hospital y la clínica por acompañar a mi abuela a la que operaron de la rodilla y con los problemas de casa también. Nadie, NADIE, se molestó en llamarme o enviarme un mensaje para saber qué había pasado, por qué decidí terminar la relación o siquiera si estaba bien. Nadie. Ese mes que siguió a aquello apenas hablé con nadie. Sólo tuve dos amigos, una compañera de clase por aquel entonces y quien a hoy día es mi pareja.
Tomé la decisión que tomé por voluntad propia, por cómo me sentía y porque sabía que no era ese el futuro que quiero para mí. Hice lo que hice, porque si seguía en aquella relación acabaría perdiéndome a mí misma a la larga y siendo una infeliz que sólo le era útil a su pareja para tenerla en la cama y punto.
Estoy cansada de que la gente asuma que soy “la novia robada” y que pretendan que mi pareja se disculpe por algo que no hizo. Estoy cansada de que la gente asuma una parte de las cosas y no se moleste en conocer la otra para formarse al menos una idea aproximada de lo ocurrido. Pero sobre todo estoy cansada de que quien no debe se meta donde no le llaman y, encima, me meta a mí y de la forma menos adecuada posible.
Podría contar un par de cosas más sobre la relación que me aprisionaba, pero no viene a cuento y a nadie más le importa. Lo que quería explicar era esto. Lo que quería aclarar y dejar claro era toda esta historia que nadie parece querer conocer antes de opinar. Lo que quería era quitarme este peso inútil de encima ya que dudo que pueda encarar a los implicados y decirles todo esto a la cara aderezado con algún insulto o con alguna crueldad que considero se merecen (porque, para qué negarlo, ya que soy yo la que tiene que ir a dar explicaciones para que se me respete, puedo permitirme el insultar a quienes se lo merecen).
†MuTяĆ