Celebrando la 101  

Posted by MuTrA

En realidad, esto es una celebración de la entrada anterior, que fue la número 100 que hago en este blog. Pero como ni me había fijado, pues lo celebro en la 101.


Realmente tengo poco que contar, así que es más una entrada que anuncia la anterior. Pero bueno.

El curso que estaba haciendo terminó el día 10 de este mes, ahora sólo falta que empiece las prácticas, pero eso será a finales del mes que viene, así que puedo disfrutar de este tiempo para descansar, relajarme, reajustar mis horarios (que me hará falta) y bueno... Ponerme con cosillas más serias.

He vuelto a ponerme el piercing después de ya unos cuatro o cinco años. Estoy siguiendo los consejos de Nerdiemonster, pero me molesta, se pega y no sé si es que estoy haciendo algo mal o no. En todo caso, volví a ponérmelo el lunes con la intención de que esté más o menos bien para este sábado, ya que tengo una comunión y me apetece lucirlo. En realidad, me apetecía desde hacía bastante tiempo ya volver a ponérmelo, pero no me decidía hasta que, hace un mes en un viaje a Madrid, encontré e piercing que ella me recomendó por sólo un euro, y la comunión me pareció la excusa perfecta para cuidarlo durante una semana como me indicó para que esté bien para ese día. Pero no parece que vaya a ser así, pero bueno. Seguiré cuidándolo durante otra semana más como me dijo para ver si da resultados y puedo pensar incluso en cambiarme el pendiente que llevo por uno de los de plata que compré.

Tengo que enviar el teléfono a fábrica para que solucionen algo que toqué porque no se me actualiza a través de cable con el software oficial (lo rooteé pero cuando vi que no podía actualizarlo lo deshice y lo reseteé de fábrica, pero nada, sigue sin actualizarse), así que preveo dos semanas con un móvil de sustitución si tengo suerte. Mañana, si puedo, lo llevaré a una tienda para que lo envíen y a ver qué me dicen.

También he vuelto a escribir. No mucho, pero menos es nada.

Y supongo que he debido volverme muy aburrida: A principios de semana le hablé por whatsapp a una persona y a día de hoy (viernes ya) no me ha respondido. Y hoy mismo (bueno, ayer por la mañana ya) hablé a otra persona por la misma vía y tampoco me ha respondido. En ambos casos eran preguntas. En ambos casos sigo sin respuesta. Mennudos "amigos" tengo. Supongo que ya no les importo. Pero lo "bueno" (supongo que es bueno), es que a mí tampoco me importa. Nunca me hablan. Nunca nadie (bueno, vale, casi nunca, hay alguna que otra excepción puntual además de los grupos) me habla primero. Siempre soy yo. Y ya me he cansado. Así que he dejado también de molestarme en intentarlo salvo para lo justo o lo que crea de rigor.

Luego también están esas "amistades" que dicen que te echan mucho de menos, que luego habláis porque no es buen momento... Y que tampoco te hablan más tarde. Te dejan esperando.

Aunque lo que más me ha dejado mal sabor de boca en estos últimos días son todos los roles que han abandonado. Supongo que los tendrán más interesantes o nuevos que los que tenían conmigo y por eso han terminado pasando. En todo caso, también he tomado medidas al respecto y estoy bien. Me siento bien. Últimamente me he quitado mucho peso en ese sentido de esa forma y es... Agradable.

Bueno, no tengo nada más que decir, así que aquí lo dejo, pero no sin antes recordar el motivo de esta entrada: La entrada anterior fue la número 100 del blog, pero como soy un despiste, lo "celebro"/anuncio ahora con la 101.

Saludos a quien me lea... Si es que alguien me lee.

†M†r†

Videojuego mortal.  

Posted by MuTrA

Jugando después de toda una mañana, con el pulso aceleradísimo y el juego casi completado en un día. Una verdadera maratón de violencia, sangre y carreras de coches. Una mezcla extraña para un videojuego.


Por fin el último nivel. La última parte de la historia. El corazón me palpitaba tan fuerte y tan deprisa que creía que me rompería las costillas y el esternón y se me saldría del pecho. Estaba nerviosa, muy nerviosa. No me había pasado un videojuego entero desde... Iba a decir que el SuperMario Bros. pero mentiría. Desde el juego de las W. I. T. C. H. de Game Boy micro. 

Después de haber masacrado a una horda de villanos en una sangrienta batalla, estaba en un deportivo en una carrera a toda velocidad hasta un castillo, entré con el vehículo en el mismo y comencé a subir hacia la torre más alta por una serpenteante rampa que parecía interminable. Debía subir hasta lo más alto para allí enfrentarme a una poderosa bruja que tenía a todo el lugar amenazado y atormentado. Debía vencerla para liberar la ciudad y alzarme así como su salvador (en el juego el protagonista era un hombre no muy guapo).

Con el corazón tan desbocado que creía que me iba a dar un infarto, subía y subía con cuidado para no derrapar o girar cuando no debiera y caer, lo cual significaría tener que empezar toda esa secuencia desde el principio otra vez.

Cuando al fin llegue a lo alto de la torre donde se hallaba el malvado ser, descubrí que no era hermosa o sensual. Era guapa, sí, o al menos lo había sido en su juventud, pues su pelo era completamente cano, largo, trenzado como antaño. Su piel pálida pero ya sembrada de arrugas. Sus labios finos y sin maquillar. Y sus ojos... Sus ojos eran también completamente blancos. Sin embargo, era capaz de ver. Quizás por sus artes mágicas, quizás porque los dioses o los demonios la habían bendecido de alguna peculiar forma. Pero veía a través de aquella nívea blancura de sus ojos.

Al verme rió diciendo que era un insensato y un loco por haberme atrevido a llegar hasta allí y que acabaría conmigo antes de que yo pudiera rozarla si quiera. Me dio escalofríos su forma de reírse, porque no era una de esas risas malvada de villana. No. Era una risa fría, calculadora y llena de convencimiento. Era espeluznante.

El corazón ya no daba más de sí y pensaba que iba a reventarme dentro del pecho. Estaba tan metida y concentrada en el juego y en vencerla que no noté que la habitación en la que estaba jugando se había enfriado, que el día parecía haberse nublado y que además parecía también que estaba anocheciendo al mismo tiempo que una tormenta amenazaba con desatarse.

Estaba preparándome para la gran batalla final cuando el teléfono móvil comenzó a sonar en el sillón que había junto al mío. Chasqueé la lengua molesta por la puntualidad de quien llamaba, que había elegido el momento menos indicado. Pausé, estiré el cuello y los hombros un poco y alargué el cuello para ver quién era. Mi novio. Fruncí el ceño extrañada y alargué la mano para coger el teléfono y responderle. Se me resbalaba de la mano y me costó asirlo. Pensaba que era por el sudor, pero cuando miré, descubrí que tenía la mano cubierta de sangre. Las dos lo estaban. Y también el mando de la videoconsola, el cable y casi parecía que la consola también.

Mi corazón comenzó a latir aún más fuerte si cabía. Me costaba y me dolía respirar también. Solté el mando y miré al televisor. La bruja tenía sus ciegos ojos fijos en los míos y juro que la veía moverse al respirar. Quise levantarme y gritar. Pero no pude. De repente, la anciana de la pantalla se movió: Se irguió repentinamente, su sonrisa se volvió malévola, diabólica, y extendió los brazos en dirección a mí. Acto seguido sentí que algo tiraba de mí. Como si quisiera atraerme. Como si la consola quisiera aspirarme, absorberme. Y así era.

El último nivel era mortal. Era yo la que debía enfrentarme a la bruja. No el aguerrido hombre que estaba en la pantalla con ella. No. Yo. La jugadora. Yo debía entrar en el juego y hacerle frente. Y si moría... Moría de verdad. Moriría en la realidad. Tomé aire para gritar con todas mis fuerzas...

Y desperté agitada, con el corazón y la respiración acelerados y mareada.

C. Autum.