Últimamente me siento algo aprisionada. No en un sentido literal o físico. No, me siento encerrada en un sentido más espiritual y metafórico, y también, en cierto modo, en un sentido literario.
Me explico: de un tiempo a esta parte siento que no me puedo expresar libremente, ya ni siquiera utilizo ya las redes sociales como antes, de hecho, puedo decir que ya no las utilizo, me limito a compartir fotografías que me gustan en Facebook o retwiteo frases o vídeos que otros ponen y me gustan. Ya no pongo frases ingeniosas que se me ocurren o fotos de chorradas (o no tan chorras) mías. Ya no me expreso. Y todo por miedo. Sí, miedo.
Miedo porque hay quien me copia (literalmente) en todo lo que pueda poner. Detesto que me copien. Miedo porque, al parecer, hay gente que quiere herirme (aunque no sé por qué), y está a la búsqueda de cualquier excusa o fallo mío para poder atacarme o ir a por mi persona o a por mi pareja con tal de verme pasándolo mal.
El único rincón que me queda para ser como soy y expresarme libremente es este: mi blog. Y esto es así porque es mi rincón, mi lugar, mi reino y dominio, lo creé yo y, si lo deseo, lo puedo destruir o cambiarlo y modificarlo a mi antojo y voluntad.
Aquí me siento cómoda porque sé que nadie se va a ofender o enfadar o copiar nada de lo que pueda poner. Quienes me leen respetan que este es mi rincón y lugar, mi desahogo en cierto modo, y es por eso que me gusta tanto estar aquí. Ningún otro blog anterior había aguantado tanto abierto, supongo que porque nadie leía ni comentaba, y decidía que estaba aburrida y que no merecía la pena escribir para nadie.
Pero cuando me hice este blog ya sabía que tendría poca expectación, que podría ser libre de escribir y expresar cualquier cosa sin miedo a que nadie me recriminara nada. Me equivoqué, no sólo ha tenido más lectores de los que nunca pude imaginar, sino que he conocido a muchos grandes blogueros y a muy buenas y grandes personas que, en este tiempo, han aportado mucho a mi vida.
Es por todo eso que me siento cómoda escribiendo aquí, sin temor, sabiendo que puedo hablar de cualquier cosa que se me pase por la cabeza y sabiendo que si hay comentarios serán respetuosos y de buen tono. Es por eso también que el blog me ha aguantado tanto tiempo abierto (aseguro que, en otras circunstancias, estaría ya más que cerrado).
Creo que me he extendido ya demasiado, así que para resumir y terminar ya sólo diré una última cosa:
Gracias a todos los que me leéis y me habéis acogido aquí, haciendo de este pequeño y humilde blog uno de los lugares más seguros para mí.
Muchas gracias de corazón.
